viernes, 4 de diciembre de 2009

La enfermedad y su dueño IV y final

En casa tenemos muchos, pero muchos animales. Sin embargo, los que más conviven con nosotros, por estar dentro de la casa, son los gatos. Siempre me ha llamado la atención de que cuando uno de los niños está enfermo o está llorando los gatos se le acercan ronroneando, se pegan a ellos. Una de las gatas, Moly, me dejó muy sorprendido una vez. Los gatos no suelen dormir en nuestra cama, sin embargo un día amanecí con una tortícolis terrible, una de esas que me da una vez al año por unos 3 a 4 días. Los primeros días es muy intenso y doloroso. Esa noche no podía quedarme dormido del dolor, estaba sólo en la pieza y no encontraba la posición para conciliar el sueño. De pronto apareció Moly, una gata persa muy peluda. Se acercó ronroneando fuerte y se acostó sobre mi cuello en el mismo lado donde me dolía. Podía sentir su ronroneo en todo mi cuerpo, su vibración me quitó el dolor y pude finalmente dormir. Puede ser coincidencia, claro, pero su conducta fue notoria.

No es raro que el ronroneo del gato tenga efectos beneficiosos para la salud, de hecho el ronroneo tiene una frecuencia de 20 a 50 Hertz, es, de algún modo, como tener una sesión de kinesiterapia con ultrasonido, algo que estaría indicado en el caso de mi tortícolis. Se ha demostrado efectos beneficiosos del ronroneo del gato en el caso de reparación de fracturas y tendones. Pero, ¿Cómo se habrá dado cuenta Moly de mi malestar de cuello?.

Gregory Tranah y su colaboradores en publicaron una investigación con un Nº de más de 1500 personas (y más de 2000 como control), en la que demostraron que aquellas personas que tenían contacto con animales, tenían un riesgo menor de contraer un tipo de cáncer conocido como Linfoma de células largas de non-Hodgkin's. Para el caso de aquellos que tenía perros y gatos la disminución del riesgo fue muy alta con un promedio de 29%, muy abrumador para un estudio científico como este. Para explicar esta situación Tranah y su equipo proponen que la exposición a alergenos de los animales podría, de alguna forma, evitar la formación de este tipo de cáncer, pero no se atreven a esclarecer cómo (Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 2008;17(9):2382–7).

EL profesor Adnan Qureshi de la Universidad de Minnesota estudió 4500 casos de adultos y demostró que aquellas personas que tienen gatos tienen un 40% menos de riesgo de tener fallas cardíacas fatales. Él atribuyó estos resultados a que las personas que tiene gatos podrían tener menos estrés que aquellas que no lo tienen.

Es posible que las hipótesis de los investigadores sean ciertas, pero también es muy posible, en base a lo que he relatado, que no entendamos cabalmente la relación mascota / dueño. Es posible que nuestros animales sean también una medicina para nuestras vidas, que participen en nuestros procesos de sanación, que tengamos un vínculo aún no entendido con ellos.... en fin es sólo una elucubración.... pero hasta que no se pruebe lo contrario elijo esta interpretación: Los animales se conectan y vinculan con nosotros en diversos planos, incluyendo planos energéticos sutiles, aportan en nuestras vidas tanto o más de lo que nosotros aportamos en las de ellos e influyen positivamente en nuestra sanación, a tal punto que a veces se dan casos tan estrechos y complejos que me es dificil distinguir cual es la enfermedad y quien es su dueño.