Nos gusta de algún modo, nos da seguridad, tratar de entender el mundo como si tuviera compartimentos. Nos tranquiliza ver fronteras entre un compartimento y otro. La ciencia clasifica los procesos naturales segregando temas como si no estuviesen integrados, hacemos pequeñas cajitas que rara vez mezclamos. Es un vicio que nos hace perder de vista las interconecciones.
Si pensamos, por ejemplo, en los animales, los vamos a clasificar por grupos zoológicos (desde el Phyllum) hasta llegar al cajón de la especie, luego podemos ir más profundo hasta sub-especies, razas y poblaciónes dentro de un área hasta llegar al individuo. El individuo lo podemos dividir en sistemas y éstos en órganos. Si tomamos un órgano en especial, el hígado por ejemplo, podemos dividirlo anatómicamente en partes: lóbulos, vesícular biliar, canalículos, conductos, vasos sanguíneos. Luego podemos encontrar tipos celulares. Dentro del hepatocito, la célula característica del hígado, podemos encontrar otro universo de partes: retículo endoplasmático, mitocondrias, núcleo, vesículas citoplasmáticas y una diversidad de organelos, lo que a su vez dividimos en moléculas que están constituidas por átomos... todo esta clasificación es a grandes rasgos, podría haber una diversidad de clasificaciones entre ellas que también tienden al infinito. Al mismo tiempo hay una diversidad de temas de grandes cajones posibles de descomponer en cajitas más pequeñas, cualquier tema: desde la física hidráulica hasta los autos, o la música o la religión o el maquillaje o lo que se te ocurra, nuestra tendencia es a clasificar, a poner en cajitas lo que sabemos.
Este proceso mental no es malo en la medida que nos demos cuenta de la riqueza que tienen las interconexiones, la barrera que ponemos entre una caja no existe en realidad y contiene una riqueza absoluta, muchas veces mayor que el contenido completo de la caja. La verdadera sabiduría está en reconocer y explorar las interconexiones en las cajas de conocimiento de todos los niveles.
Veamos un ejemplo atingente a lo que estamos hablando: el cerebro. Ciertamente el cerebro se puede descomponer en distintos compartimentos: Dos hemisferios, un cerebelo, el tronco encefálico, los ventrículos, cuerpo callozo, tálamo e hipotálamo, etc. A su vez si tomamos una de esas partes, un hemisferio por ejemplo, lo podemos dividir en lóbulos a los cuales les podemos atribuir funciones, a su vez en los lóbulos se puede reconocer la corteza y esta a su vez en grupos celulares. La únidad básica sería la neurona que a su vez tiene un cuerpo, axones y dendrítas. ¿Quién es más inteligente?, aquel que tiene el hemisferio izquierdo más grande que el derecho?, ¿Aquel que tiene más circunvoluciones en la corteza cerebral?, ¿Aquel que tiene más volumen de la masa encefálica?, ¿tal vez peso? , la evidencia muestra que aquellas personas que son más aventajadas son aquellas que tienen mayor cantidad de interconexiones en todo en cerebro, aquel que es capaz de poner en contacto todas sus estructuras "sin estructura". Buen ejemplo nos da el cerebro.
Mi teoría es que para que la muñeca rusa cobre vida, es decir deje de ser muñeca, para que los compartimentos se transformen un sabiduría, tenemos que comprender y comprehender el conocimiento, como si fuese un todo, donde las interacciones son relevantes y claves en el entendimiento del planeta, el universo y de nosotros mismos, entender que esos tres elementos son sólo uno.
No creo que con esta teoría me gane el novel, pero no deja de ser agradable reconocer la exitencia de la compartimentalización en mi mente, de alguna forma reconocerla me libera.