domingo, 30 de octubre de 2011

Evolución y Ego II

En efecto, lo que el macho de elefante marino estaba haciendo era defender su territorio, definido como un pedazo de tierra donde a su vez se encuentran sus hembras y su progenie. Todo lo que él tiene que hacer es echar a cualquier intruso de modo de asegurar la transmisión de sus genes. En el camino puede aplastar a una de sus crías pero jamás se dará cuenta, su foco está centrado en sus enemigos y en aislar a las hembras en celo.

Pienso que nuestro territorio es mucho más complejo. Claramente el terreno es muy importante (la casa nueva) y para que decir el aislamiento de una hembra (que podríamos llamar novia o esposa). Para esto hemos desarrollado numerosos ritos que lo justifican. Sin embargo, para dejar genes e influir en la población necesitamos más que un pedazo de tierra y una mujer que también quiera aislarnos. Necesitamos destacar, ser reconocidos, ser exitosos. Necesitamos que nos miren. Por este motivo nuestra sociedad es exitista, no es más que el reflejo de nuestra evolución. Incluso aquel que dice querer pasar desapercibido, no hace otra cosa que llamar la atención. Podemos llamar la atención siendo más fuertes, más influyentes o exitosos, o al contrario, estando enfermos, siendo tímidos o parcos, de cualquier modo queremos llamar la atención, ya sea para estar arriba del trono, o para que alguien venga a rescatarnos.

Nuestro territorio entonces ya no es concreto, sino que es creado por nosotros, por el rol que jugamos para ser tomados en cuenta. Creamos intrincados mecanismos, formas de hablar, vestimenta, estilos de vida para llamar la atención. Desde la elección de la ropa que te pusiste hoy, hasta el auto que te gusta, dice relación con la imagen que quieres proyectar en el resto para establecer así tu "territorio" y tu posibilidad de ser tomado en cuenta.

Entonces el ego no responde sino a ese mecanismo de sobrevivencia y posibilidad de dejar descendencia. Pero, es sólo el macho alfa de lobo marino quien intenta sobrevivir y procrear?.....

lunes, 10 de octubre de 2011

Evolución y Ego

El ego es el “yo”. Nuestro pensamiento. Estamos sumidos en él, nos impide trascender, llegar a lo que algunos llaman “conciencia”. Siempre estamos pensando, masticando, royendo situaciones ficticias, aunque hayan pasado de verdad siempre son ficticias, porque ya no están ocurriendo. El ego es para muchos el gran mal de nuestra especie, lo que lleva a la injusticia, a la insatisfacción, a no ser feliz.



¿De dónde viene el ego? ¿Cómo y Por Qué se genera? La mayoría de los psicólogos y pensadores lo describen como una alteración, como una enfermedad de la mente…. Pero yo no estoy tan seguro.


Siempre me han interesado las diferencias entre el humano y los otros animales (ver blogs antiguos) y hasta hace poco que acá había una diferencia: los animales no tienen ego. No tienen una opinión de sí mismos, no se avergüenzan de sus actos ni intentan ser exitosos o acumular bienes….. simplemente, son. Los animales no se deprimen ni se angustian, al menos en vida silvestre, en cambio si pueden hacerlo cuando están a nuestro lado como mascotas. Hasta hace poco eso era prueba para mí de que los animales no tienen ego. Pero ahora pienso distinto, creo que el ego del hombre proviene desde el más básico instinto de sobrevivencia y de dejar descendencia a través de los genes, es decir está intrínsecamente basado en nuestra historia evolutiva.


El caso es que estaba viendo la tele, creo que Nat Geo o Discovery … uno de esos programas de naturaleza con imágenes increíbles, mostraban una playa en el extremo sur del planeta cubierta por cientos de elefantes marinos en época reproductiva. Su baja elegancia en tierra se mezclaba con vocalizaciones que parecían gritos y bufidos. Los cuerpos parecían masas marrones blandas y la nariz de los machos más que trompas parecían hocicos de tapires. Los ojos de las hembras de elefantes marinos son muy expresivos, tienen un aspecto mezclado entre pena y sorpresa. Siempre me han incomodado un poco las vocaciones de los pinnípedos (lobos marinos y focas), después de pasar un año estudiando su comunicación, tienden a recordarme desgarradores gritos humanos.


Estaban mostrando cómo los machos se batían a duelo, levantando sus cuerpos y haciéndolos chocar en un ritual muy intenso…. Entonces lo vi…. Un primer plano a ras de piso mostraba un inmenso elefante de mar que se desplazaba como una cuncuna gigante hacia otro macho que a su vez huía. El macho alfa avanzaba y aplastaba a cachorros que gritaban desaforadamente, algunas hembras arrancaban y otras sencillamente miraban el espectáculo, mientras el macho intruso ya se sabía descubierto y se alejaba del lugar a toda máquina. El plano se cerró en el macho alfa avanzando, fuerte, con sus ojos muy abiertos, el rostro tenso mientras pasaba por arriba de lo que estuviera en su camino, mientras el resto de la población pagaba las consecuencias de su desplazamiento agresivo, era como si no viera nada más que el objetivo que tenía en frente….. De pronto me fijé en su rostro…. Me era familiar, aunque suene divertido se parecía a alguien…. Se parecía a un compañero de trabajo enojado, a un jefe dando instrucciones, a un hijo amurrado…. Pero a quién más se parecía ese rostro era a mí.

domingo, 9 de octubre de 2011

Pregunta

¿Alguien ha visto mi conejo?

El mago