Siempre tuve una inquietud muy
grande sobre la vida silvestre, me pregunté qué pasaría con ella. Al llegar a
esa pregunta, inmediatamente llegué a la pregunta por el Ser Humano. Realmente
la vida silvestre no nos necesita, somos nosotros los que la necesitamos y no
nos hemos dado cuenta de ello. Personalmente me gustaban todos los animales,
pero había un grupo que no había caso que me gustara: los primates, básicamente
por su parecido al hombre. Las personas para mí eran los culpables de toda esta
crisis, esta crisis de pérdida de biodiversidad y de valores. Sin embargo, poco
a poco, me he ido enamorando de las personas. Lo que me pregunto hoy es qué
tipo de animal somos. Creo que explorar esa pregunta nos puede ayudar a
encontrar algunas respuestas para poder salir de la encrucijada en la que
nosotros mismos nos hemos puesto.
¿Y qué tipo de animales somos? Los seres
humanos, como muchos otros mamíferos, somos muy territoriales. Sin embargo, nuestro
territorio no es solamente uno físico, un territorio espacial, sino que es también un espacio cultural,
es un territorio que habita en el lenguaje, es un rol en el sistema social
donde nos encontramos, que a su vez genera un espacio emocional determinado.
La cultura es nuestra forma
de adaptarnos al medio y la protección de una parte de esa cultura nuestro
territorio. Los animales se adaptan a través de cambios en su anatomía y
fisiología, como también algunos cambios conductuales, los cuales van
transmitiéndose de generación en generación a través de la selección natural.
En el caso del animal humano, nuestro cuerpo dejó de evolucionar en la forma
que lo hacen las otras especies, en cambio tenemos complejas formas para desarrollar culturas.
La cultura vista como una
adaptación al medio es muy interesante, ya que es tremendamente efectiva al
mismo tiempo que esclavizante. Estamos de alguna manera atrapados en una
cultura. La única forma de salir de una cultura es despertar, darse cuenta de ella, pero indefectiblemente haremos otra cultura, porque eso es lo que hacemos a través del lenguaje. Esto se puede ver en distintos niveles, es lo que nos pasa en nuestras familias y nuestras
organizaciones, pero también lo que ocurre a nivel global.
Si
pensamos solamente en los últimos dos mil años ha ocurrido un cambio cultural
enorme. Tenemos hoy una cultura global que podríamos llamar occidental, otros
le llaman neo-liberalista o capitalista. Esta es una cultura cuyo eje
transversal es el consumo. Somos algo así como adictos a los bienes de consumo,
incluso otras personas son vistas como bienes de consumo. Esto nos ha llevado
entre otras cosas a afectar fuertemente a la Naturaleza, que para los
propósitos de esta cultura, se llama recursos naturales. Hoy estamos en un
período crítico viviendo la sexta extinción masiva de especies y es la única que
se debe sólo a una animal: el Ser Humano. Dado esta cultura estamos viviendo también
un cambio climático y, en muchos lugares un proceso de desertificación. Esta cultura
de consumo tiene también importantes consecuencias sociales, y en mi juicio un
alto nivel de frustración que es fácilmente visible en los movimientos
sociales.
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