lunes, 12 de octubre de 2015

El origen del Ego: la territorialidad

El Ego es una de las características más resaltantes del ser humano moderno. Es la base de la actual coherencia y cultura occidental. Es también una gran fuente de sufrimiento y trastornos del ánimo y la conducta como lo es la depresión y la ansiedad.

Eckhart Tolle, describe extraordinariamente bien el Ego. En sus libros dice que el Ego es la voz de la mente, una ilusión del Yo separado. Sin embargo el tremendo Eckhart atribuye esta conducta a la locura colectiva que vivimos. Yo pienso otra cosa.

Como lo escribí en algún momento, el Ego no es algo privativo del Ser Humano, proviene de la estrategia más exitosa estrategia de los vertebrados mayores: la territorialidad. En efecto, que hace un lomo plateado cuando se encuentra con otro macho gorila adulto en su territorio?, Qué hace un halcón cuando otro macho se acerca a su nido? Defender su territorio. Y no sólo el territorio, sino los recursos que ahí están, recursos alimenticios, su refugio, su descendencia y la posibilidades de futura descendencia (hembras). Siempre me impresionó la territorialidad de los elefantes marinos (Mirounga leonina). En la época reproductiva los enormes machos alfa se apropian de un sector de la playa austral. Ahí cuidan a su harem, un grupo de hembras que están ovulando y también su descendencia. El trabajo del macho es arduo, ya que desde el mar acechan machos jóvenes que buscan copular hembras para dejar su propia descendencia y en el mejor de los casos hacerse de una harem, desafiando al macho en un combate que muchas veces dejar enormes cicatrices. Los machos alfa por su parte están pendientes de defender el espacio, luchar contra otros machos que entren en su territorio y procurar que las hembras se mantengan cercanas. Cuido su territorio es violado, el macho alfa despliega conducta feroz y agresiva para expulsar al trasgresor. Algunas veces al avanzar hacia su contrincante aplasta a su cría dándole muerte, es decir estropeando el propósito mismo de toda esta ceremonia y conducta territorial. En otras ocasiones, en especial cuando alcanzan una avanzada edad son derrotados o heridos de muerte, pierden el territorio, las hembras y la posibilidad de generar descendencia, quedando solos en los bordes de la playa o muriendo de las lesiones provocadas por las épicas batallas.

Este mecanismo puede parecer irracional, pero es la forma que tiene la especie de seleccionar siempre a los más fuertes. Esta “irracionalidad” que puede parecernos muy lejana puede habitar en nosotros mucho más de los que pensamos.

Nosotros también somos altamente territoriales, si, en el espacio, en los lugares, en la defensa de nuestra familia, pero va mucho más allá. Nuestro “territorio”, es un poco más complejo. Es nuestra propia identidad la que está en juego, es decir el rol que cada uno de nosotros juega en la cultura. En efecto, nuestra territorialidad es inmensamente cultural. Nos jugamos a cada instante nuestro rol como miembros de una familia, como parejas, como trabajadores. Nos jugamos la autoimagen que tenemos de nosotros mismos y el sostener el juicio que queremos que los demás tengan de nosotros. Competimos por captar la atención de cierta manera de los demás miembros de la cultura. Aunque lo desconozcas todos tenemos un rol, dada nuestra personalidad. Incluso un ermitaño juega el rol de “apartado” de la sociedad. Cada rol llama la atención de algunos de sus miembros, incluso el que no quiere llamar la atención lo hace para llamar la atención, aunque tenga mil explicaciones para vivir como vive. Las explicaciones le dan sentido a nuestra existencia, pero eso no nos aparta de nuestro rol en la cultura.

Demos un ejemplo. Si la historia que me cuento a mí mismo es que soy esforzado y trabajador, estaré dispuesto a realizar mucho esfuerzo en el trabajo, a resistir larga jornadas y el abuso de otros para sostener esa coherencia, ese juicio que hago de mí mismo, del que los demás hacen de mí y por lo tanto de la valoración que obtengo en la cultura donde me desenvuelvo. Estamos dispuestos a defender ese rol muchas veces más allá de nuestras capacidades, incluso a veces sosteniendo heridas o quedando abandonados en los márgenes de nuestra cultura, basta con mirar a nuestros adultos mayores para darse cuenta.

El ego, sostengo, proviene de nuestro instinto territorial, y nuestro territorio es cultural. Nuestra cultura a su vez se sostiene en el lenguaje.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Mitos favoritos

Mis mitos favoritos:

1. La llorona: en el campo de chile central, en especial en Colchagua, la gente cree el espíritu de una mujer que perdió a su hijo camina desde hace siglos por las noches, llorando y llamando para recuperar a su criatura. Aquel que se cruza por su camino pierde la vida.
2. El Trauco: Una bestia extraña del bosque de Chiloé, una mezcla entre humano y ogro que abordaba a las mujeres que caminan por la noche dejándolas embarazadas.
3. El Mercado: Fuerza especial que determina la suerte o fortuna de la gente en el mundo occidental

miércoles, 17 de junio de 2015

La cultura como adaptación del Ser Humano

Siempre tuve una inquietud muy grande sobre la vida silvestre, me pregunté qué pasaría con ella. Al llegar a esa pregunta, inmediatamente llegué a la pregunta por el Ser Humano. Realmente la vida silvestre no nos necesita, somos nosotros los que la necesitamos y no nos hemos dado cuenta de ello. Personalmente me gustaban todos los animales, pero había un grupo que no había caso que me gustara: los primates, básicamente por su parecido al hombre. Las personas para mí eran los culpables de toda esta crisis, esta crisis de pérdida de biodiversidad y de valores. Sin embargo, poco a poco, me he ido enamorando de las personas. Lo que me pregunto hoy es qué tipo de animal somos. Creo que explorar esa pregunta nos puede ayudar a encontrar algunas respuestas para poder salir de la encrucijada en la que nosotros mismos nos hemos puesto.

 ¿Y qué tipo de animales somos? Los seres humanos, como muchos otros mamíferos, somos muy territoriales. Sin embargo, nuestro territorio no es solamente uno físico, un territorio espacial, sino que es también un espacio cultural, es un territorio que habita en el lenguaje, es un rol en el sistema social donde nos encontramos, que a su vez genera un espacio emocional determinado.

La cultura es nuestra forma de adaptarnos al medio y la protección de una parte de esa cultura nuestro territorio. Los animales se adaptan a través de cambios en su anatomía y fisiología, como también algunos cambios conductuales, los cuales van transmitiéndose de generación en generación a través de la selección natural. En el caso del animal humano, nuestro cuerpo dejó de evolucionar en la forma que lo hacen las otras especies, en cambio tenemos complejas formas para  desarrollar culturas.

La cultura vista como una adaptación al medio es muy interesante, ya que es tremendamente efectiva al mismo tiempo que esclavizante. Estamos de alguna manera atrapados en una cultura. La única forma de salir de una cultura es despertar, darse cuenta de ella, pero indefectiblemente haremos otra cultura, porque eso es lo que hacemos a través del lenguaje. Esto se puede ver en distintos niveles, es  lo que nos pasa en nuestras familias y nuestras organizaciones, pero también lo que ocurre a nivel global.
 
Si pensamos solamente en los últimos dos mil años ha ocurrido un cambio cultural enorme. Tenemos hoy una cultura global que podríamos llamar occidental, otros le llaman neo-liberalista o capitalista. Esta es una cultura cuyo eje transversal es el consumo. Somos algo así como adictos a los bienes de consumo, incluso otras personas son vistas como bienes de consumo. Esto nos ha llevado entre otras cosas a afectar fuertemente a la Naturaleza, que para los propósitos de esta cultura, se llama recursos naturales. Hoy estamos en un período crítico viviendo la sexta extinción masiva de especies y es la única que se debe sólo a una animal: el Ser Humano. Dado esta cultura estamos viviendo también un cambio climático y, en muchos lugares un proceso de desertificación. Esta cultura de consumo tiene también importantes consecuencias sociales, y en mi juicio un alto nivel de frustración que es fácilmente visible en los movimientos sociales.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Identidad

Muchas veces siento que no elijo el lugar a donde voy, ni siquiera el lugar dónde estoy, el lugar me elije a mí.

Que mis decisiones y acciones no son mías, el destino las pone ahí para que yo las elija.

Que mi tiempo es sólo presente y mi pasado es un antecedente que me trajo hasta acá. De hecho no lo recuerdo mucho, me parece una película antigua y romántica….  Era realmente yo?

A veces siento que no soy, sino que soy con otros, estoy en los demás y los demás están en mí, no hay tal división llamada yo. A quienes ayudo en realidad me ayudan a mí, no importa si es una persona, un animal, una planta o un lugar.

Los desafíos, problemas y dolores que he tenido no son más que lindas, amorosas y cuidadas posibilidades de crecimiento, como si fuera el hijo favorito de alguien que no quiere hacerme daño.


Y luego me siento dueño de eso, y lo hecho todo a perder.

sábado, 10 de diciembre de 2011

Evolución y Ego III

El gran macho de elefante marino despliega una enorme parafernalia para defender su territorio y alejar a otros machos, de paso impidiendo que las hembras de su harem puedan ser cruzadas. En el camino se lastima a sí mismo, con las rocas o con las peleas con otros machos, pero pareciera que no se percata de ello. En el camino aplasta a una de sus crías, pero pareciera que no se percatara.

Nuestro territorio es mucho más complejo, es un pedazo de tierra: nuestra casa, nuestra oficina. Es un espacio: nuestro auto, nuestras posesiones. Pero además es un rol social, emocional y afectivo. Necesitamos de un espacio virtual en donde sentirnos identificados y reconocidos por los demás, una clase socioeconómica, una filiación (colegio, equipo de fútbol, grupo de amigos, etc.). Nuestra capacidad de influir en nuestro entorno estará determinada por la habilidad de persuadir, convencer o forzar a los demás en reconocer que tenemos razón. Aún si no somos capaces de eso al menos queremos llamar la atención. Muchas veces somos eso elefante de mar, arrasando con lo que se encuentra en el camino para alcanzar el objetivo, a esa ilusión que llamamos éxito.

Creo que a todos les puede quedar claro el caso del elefante macho, ¿no?, pero analicemos bien la situación, ¿Es este macho el único que quiere asegurar sus genes?, ¿Es el único que quiere llamar la atención? Lo dudo mucho. Alrededor del macho en carrera varios individuos gritan, vocalizan fuertemente sin siquiera ser tocados, hembras, juveniles y machos subadultos se alejan del camino del macho alfa haciendo un escándalo que parece desproporcionado. En la mirada de ellos también quieren asegurar sus genes para el futuro en la población, en este caso no a través del uso de la fuerza y territorialidad, sino por el contrario demostrando que son inferiores, que son víctimas, se alejan gritando como su hubieran sido heridos. Con esto se aseguran no ser dañados y seguir viviendo. Esto también puede ser considerado como Ego, pues cumple con el mismo objetivo.

En efecto en nuestro caso humano, también podemos llamar la atención mostrándonos como víctimas de todo, como los no queridos, como los malasuerte, como los enfermos. Sólo queremos llamar la atención de otra manera, pero es lo mismo, es otra forma de identificación del Ego.

Entonces tenemos dos roles clásicos del Ego: El súper héroe y la víctima…..   ¿A qué casta perteneces tú?

domingo, 30 de octubre de 2011

Evolución y Ego II

En efecto, lo que el macho de elefante marino estaba haciendo era defender su territorio, definido como un pedazo de tierra donde a su vez se encuentran sus hembras y su progenie. Todo lo que él tiene que hacer es echar a cualquier intruso de modo de asegurar la transmisión de sus genes. En el camino puede aplastar a una de sus crías pero jamás se dará cuenta, su foco está centrado en sus enemigos y en aislar a las hembras en celo.

Pienso que nuestro territorio es mucho más complejo. Claramente el terreno es muy importante (la casa nueva) y para que decir el aislamiento de una hembra (que podríamos llamar novia o esposa). Para esto hemos desarrollado numerosos ritos que lo justifican. Sin embargo, para dejar genes e influir en la población necesitamos más que un pedazo de tierra y una mujer que también quiera aislarnos. Necesitamos destacar, ser reconocidos, ser exitosos. Necesitamos que nos miren. Por este motivo nuestra sociedad es exitista, no es más que el reflejo de nuestra evolución. Incluso aquel que dice querer pasar desapercibido, no hace otra cosa que llamar la atención. Podemos llamar la atención siendo más fuertes, más influyentes o exitosos, o al contrario, estando enfermos, siendo tímidos o parcos, de cualquier modo queremos llamar la atención, ya sea para estar arriba del trono, o para que alguien venga a rescatarnos.

Nuestro territorio entonces ya no es concreto, sino que es creado por nosotros, por el rol que jugamos para ser tomados en cuenta. Creamos intrincados mecanismos, formas de hablar, vestimenta, estilos de vida para llamar la atención. Desde la elección de la ropa que te pusiste hoy, hasta el auto que te gusta, dice relación con la imagen que quieres proyectar en el resto para establecer así tu "territorio" y tu posibilidad de ser tomado en cuenta.

Entonces el ego no responde sino a ese mecanismo de sobrevivencia y posibilidad de dejar descendencia. Pero, es sólo el macho alfa de lobo marino quien intenta sobrevivir y procrear?.....

lunes, 10 de octubre de 2011

Evolución y Ego

El ego es el “yo”. Nuestro pensamiento. Estamos sumidos en él, nos impide trascender, llegar a lo que algunos llaman “conciencia”. Siempre estamos pensando, masticando, royendo situaciones ficticias, aunque hayan pasado de verdad siempre son ficticias, porque ya no están ocurriendo. El ego es para muchos el gran mal de nuestra especie, lo que lleva a la injusticia, a la insatisfacción, a no ser feliz.



¿De dónde viene el ego? ¿Cómo y Por Qué se genera? La mayoría de los psicólogos y pensadores lo describen como una alteración, como una enfermedad de la mente…. Pero yo no estoy tan seguro.


Siempre me han interesado las diferencias entre el humano y los otros animales (ver blogs antiguos) y hasta hace poco que acá había una diferencia: los animales no tienen ego. No tienen una opinión de sí mismos, no se avergüenzan de sus actos ni intentan ser exitosos o acumular bienes….. simplemente, son. Los animales no se deprimen ni se angustian, al menos en vida silvestre, en cambio si pueden hacerlo cuando están a nuestro lado como mascotas. Hasta hace poco eso era prueba para mí de que los animales no tienen ego. Pero ahora pienso distinto, creo que el ego del hombre proviene desde el más básico instinto de sobrevivencia y de dejar descendencia a través de los genes, es decir está intrínsecamente basado en nuestra historia evolutiva.


El caso es que estaba viendo la tele, creo que Nat Geo o Discovery … uno de esos programas de naturaleza con imágenes increíbles, mostraban una playa en el extremo sur del planeta cubierta por cientos de elefantes marinos en época reproductiva. Su baja elegancia en tierra se mezclaba con vocalizaciones que parecían gritos y bufidos. Los cuerpos parecían masas marrones blandas y la nariz de los machos más que trompas parecían hocicos de tapires. Los ojos de las hembras de elefantes marinos son muy expresivos, tienen un aspecto mezclado entre pena y sorpresa. Siempre me han incomodado un poco las vocaciones de los pinnípedos (lobos marinos y focas), después de pasar un año estudiando su comunicación, tienden a recordarme desgarradores gritos humanos.


Estaban mostrando cómo los machos se batían a duelo, levantando sus cuerpos y haciéndolos chocar en un ritual muy intenso…. Entonces lo vi…. Un primer plano a ras de piso mostraba un inmenso elefante de mar que se desplazaba como una cuncuna gigante hacia otro macho que a su vez huía. El macho alfa avanzaba y aplastaba a cachorros que gritaban desaforadamente, algunas hembras arrancaban y otras sencillamente miraban el espectáculo, mientras el macho intruso ya se sabía descubierto y se alejaba del lugar a toda máquina. El plano se cerró en el macho alfa avanzando, fuerte, con sus ojos muy abiertos, el rostro tenso mientras pasaba por arriba de lo que estuviera en su camino, mientras el resto de la población pagaba las consecuencias de su desplazamiento agresivo, era como si no viera nada más que el objetivo que tenía en frente….. De pronto me fijé en su rostro…. Me era familiar, aunque suene divertido se parecía a alguien…. Se parecía a un compañero de trabajo enojado, a un jefe dando instrucciones, a un hijo amurrado…. Pero a quién más se parecía ese rostro era a mí.