viernes, 23 de octubre de 2009

La enfermedad y su dueño

Para variar venía atrasado, no importa lo que haga, siempre me falta tiempo para hacer todo… no es que me justifique, pero trabajo más de 12 hrs. diarias (usualmente 14) y tengo múltiples funciones. En fin, el caso es que entré tarde a la consulta y sabía que habría un cliente y su mascota esperando. Sentí alivio, era Gastón y su tortuga rusa, excelente cliente, muy preocupado de su mascota, al principio pensaba que Gastón era autista, cada vez que le decía algo se quedaba como pensando…. Parecía que en su frente había una barra que decía “loading”, pero al poco tiempo me dí cuenta que no tenía un pelo de tonto, tenía mucho instinto y empatía con su tortuga, aunque sus respuestas eran siempre lentas. Establecimos una relación de confianza que me ayudaba en este caso: perdonar mi media hora de retraso. Al frente de Gastón y su tortuga había una mujer que me miraba con cara de “yo te conozco” que esperaba con un perro blanco… supuse que la conocía así que la saludé:
- “Hola”
- Ella respondió al toque - “Dr. Fabry…. es un gusto y un honor conocerlo”- dijo para mi sorpresa
- “Ahh… gracias y Usted es….”
- “No, Usted no me conoce pero yo sí, soy un amante de los animales, vivo cerca del Zoológico y admiro lo que Usted ha hecho”

Siempre es bueno recibir un halago, pero más aún si es por el Zoológico, tan vapuleado por tantos, es reconfortante que haya gente que valore el esfuerzo y valentía con que hemos trabajado. En los escasos segundos que cruzamos estas palabras, inconcientemente ya había escaneado a este personaje, usaba ropa suelta, se veía pálida y levemente ojerosa… deprimida.
- “y su perrito que tiene?” – Le dije para devolverle la gentileza. Pregunta bien idiota cuando a un perro le cuelga un tumor del tamaño de un melón en una de sus piernas.
- “Enfermedad de mierda” - Me dijo- “Mató a mi madre, a mi hermana, a mi gato y ahora el maldito cáncer está matando a mi perro…. No será mucho doctor?, ya no se que hacer… enfermedad de mierda”- repitió mientras se le llenaban los ojos de lágrimas.
- “Bueno, una cosa importante es aceptar la enfermedad “– le dije en mi desconcierto, tratando de alguna manera consolar su dolor – “tu perro está enfermo y veo que aún no lo has aceptado”- Ella se quedó pensando mientras el perro olfateaba sabrosos olores de mi pantalón (nada mas excitante que los pantalones de un veterinario de zoológico para un perro o gato). El perro tenía una personalidad exquisita, también lo había escaneado, típico perro inteligente y hippie que se lleva bien con todos. Lo curioso es que el perro parecía ser el sano y su dueña tenía el aspecto de estar enferma.

Mientras hacia pasar a Gastón y su tortuga con neumonía seguía pensando en el personaje con el cual acababa de intercambiar palabras…. Que posibilidades hay de que dos personas y dos mascotas puedan tener cáncer alrededor de un solo individuo?…. Madre y hermana podría deberse a una predisposición genética, pero además su gato y perro me parece de una probabilidad muy baja…

Fue ahí cuando terminé de incubar una idea que venia masticando hace rato, una intuición que rondaba mi cabeza: hay una relación muy estrecha entre la salud psíquica de los dueños y la salud física de sus mascotas. Ahora lo veo casi con certeza, cuando dueños y mascotas establecen un vínculo estrecho, éstos últimos reciben de ellos algún tipo de estímulo que desencadena cuadros diversos que lo alejan de su salud. No estoy hablando de causa / efecto (ej: si no le doy comida, baja de peso, o si le lastimo el pié, cojea), me refiero a un mecanismo complejo de sanación/enfermedad entre dueños y mascotas…. Será esto posible?

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