sábado, 13 de marzo de 2010

Operación Daisy

Era muy confuso, una pesadilla, no entendía bien, estaba viajando en auto y luego el auto comenzó a moverse como si estuviera en un camino de tierra, luego se movía más, y más, parecía un derrumbe, luego más… - No!, no esto no es un sueño- , estaba despierta, ya no estaba en un auto de Morfeo, estaba en la cama y temblaba…. Muy fuerte.
- Ya va a pasa.. – dijo
- ya va a pasar, siempre pasa… - repitió

Pero no pasaba… y no sólo eso, aumentaba en intensidad, ella seguía en la cama incrédula y confundida, todo estaba oscuro…. Comenzaron a caer las cosas, luego sintió un gran estruendo en la sala de estar… salió rápido de la cama en dirección a la pieza de Matías, pero no podía avanzar, el piso se le movía y chocaba con cosas que no podía identificar… el ruido era inmenso.
- Mierda, esta casa se va a caer!

Llegó a la pieza de Matías y atinó a ponerse sobre él mientras seguía el vaivén de la tierra… temía lo peor cuando todo dejó de moverse.
- Que pasó mamá? – dijo Matías con voz suave
- Nada, es sólo un terremoto, vuelve a dormir

Afuera sonaban las alarmas y los perros aullaban. Matías volvió a apoyar la cabeza pero no se durmió, la voz de mamá era distinta, sabía que algo grave había pasado.

Ella se paró y fue a buscar la linterna de vuelta a su cama, volvió a tropezar con distintos objetos y llegó hasta el velador, pero la linterna no estaba ahí.

- Donde mierda la dejé, siempre la tengo en el velador….

Por instinto llegó a la cocina, se había formado una imagen en su cabeza de la linterna sobre el microondas. Al poner los pies sobre las baldosas de la cocina sintió agua…

- Cresta! El acuario se rompió.

Halló la linterna y la encendió. Frente a sus ojos el desastre, vasos quebrados en el piso, agua por doquier, muebles en el suelo. Las ventanas se habían abierto y no encontraba a los gatos. Le preocupaban los animales, el agua que se había cortado, su otro hijo que estaba con la abuela…. “siempre pase esto cuando él no está”, pensaba.
- Mamá!!!!..... quiero pipí!!! – reclamó Matías

Vuelta al dormitorio, y luego al baño cuya taza estaba rota. El tradicional pipí de noche ocurrió esta vez con linterna en mano.
- Ya, a acostarse, tienes que dormir –

Quería que se durmiera pronto para evaluar la casa y los animales. Afuera los vecinos gritaban, los perros ladraban, las alarmas seguían sonando y se podía apreciar un gran incendio a la distancia… parecía el fin del mundo. Sus pensamientos pasaban rápido por su cabeza, cerrar las ventanas, verificar las puertas, buscar los gatos, recoger los vidrios, ver a Matías, llamar a su Madre, hablar con su otro hijo, ver que pasó afuera…. Se movía tan rápido como sus pensamientos, hacia algo aquí y algo acá, con linterna en mano. Corría para lado y lado alumbrando los distintos rincones de la casa. De repente, la linterna se quedó pegada en tres grandes círculos negros sobre el suelo, de unos 30 centímetros de radio…. No podía adivinar que era…. Se acercó un poco, los círculos eran perfectos y estaban vivos: Miles de hormigas formaban las tres circunferencias, que estaban raramente quietas, movían las antenas haciéndolas chocar unas con las otras pero no movían ni media pata. Muchas de ellas tenían larvas en el lomo, particularmente las que estaban al centro. Los tres círculos estaban unidos por hilos de hormigas, era una imagen hermosa y rara en medio del caos.
- Mañana las mato! – dijo mientras seguía tratando de organizar la casa y encontrar a los gatos.

Al día siguiente no había rastros de ellas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eso del "mamá quiero pipi" y "ya estoy listo" son infaltables en situaciones tensas.

Buen relato.