sábado, 9 de agosto de 2008

El Árbol III parte

Tal parece que el árbol es, si no el más importante, unos de los elementos más trascendentes de la espiritualidad humana… un ser poderoso de la naturaleza en el hombre. La relación del árbol con cualquiera de los diseños o religiones es fundamental, he aquí una pequeña investigación que hice en la web.

Son muchos los árboles mencionados en las diversas religiones: Árbol sagrado, árbol de la vida, árbol del conocimiento, árbol de la sabiduría, etc. Desde la Biblia hasta el Corán, de los más antiguos libros orientales (el ginkgo para los chinos y el árbol de la sabiduría para varias culturas) pasando por los sagrados libros hebreos hasta el Popol Vuh, el libro sagrado de los Mayas, el árbol ocupa un lugar mágico y determinante. En los antiguos celtas las enseñanzas provenían de una trilogía del árbol. En la Biblia, nuestro libro espiritual más importante de esta parte del planeta, la separación del hombre con lo divino se produce en el árbol del conocimiento del bien y del mal, ahí, en el Jardín de Edén (Génesis, 2:9), y nuestros días de vida terrenal se acaban en el último libro del Nuevo Testamento, la vuelta al Árbol de la Vida (Apocalipsis, 22:2, 14)… Sólo en la Biblia hay más de 500 referencias a árboles, aquí algunas de las más memorables:

"Y plantó Jehovah Dios un jardín en Edén, en el oriente, y puso allí al hombre que había formado. Jehovah Dios hizo brotar de la tierra toda clase de árboles atractivos a la vista y buenos para comer; también en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento del bien y del mal. Un río salía de Edén para regar el jardín, y de allí se dividía en cuatro brazos." (Génesis 2:8-10)

"Y Jehovah Dios dijo: 'He aquí que el hombre ha llegado a ser como uno de nosotros, conociendo el bien y el mal. Ahora pues, que no extienda su mano, tome también del árbol de la vida, y coma y viva para siempre. Y Jehovah Dios lo arrojó del jardín de Edén, para que labrase la tierra de la que fue tomado. Expulsó, pues, al hombre y puso querubines al oriente del jardín de Edén, y una espada incandescente que se movía en toda dirección, para guardar el camino al árbol de la vida."(Génesis 3:22-24)

Perdimos, de algún modo, esa vida en el jardín del Edén, esa vida de armonía, sin embargo tenemos la promesa de volver a él:

"El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venza le daré de comer del árbol de la vida que está en medio del paraíso de Dios."(Apocalipsis 2:7)

Me llama la atención todos estos símbolos y parábolas. Los cuatro brazos del génesis se relacionan del algún modo con los cuatro ríos del Apocalipsis… ambos relacionados al árbol.
Hay una referencia Bíblica que me gusta mucho por estar muy relacionada con culturas americanas que en ese entonces no se conocían:

"… todos los lugares donde los pueblos ... han dado culto a sus dioses, en las altas montañas, en las colinas y bajo todo árbol frondoso." Deuteronomio, 12:2

Que lindo!

En el Corán, la guía religiosa de casi la un tercio del mundo, se encuentran numerosas referencias a lo sagrado de los árboles y se utilizan para hermosas metáforas:

«¿No ves que Dios compara una buena palabra a un buen árbol? Su raíz es firme y sus ramas se elevan al cielo; da fruto en todas las estaciones por la gracia de Dios. Dios habla en parábolas a los hombres para que ellos atiendan. Pero una palabra mala es como un árbol malo, arrancado de la tierra y despojado de todas sus raíces.»Sura 14:24-25

Mientras más conozco el Corán más similar lo encuentro a la fé Cristiana, y así casi con cualquier religión milenaria. En el Corán se muestra al árbol no sólo como una forma metafórica de entregar enseñanzas, literamente los menciona como un maestro, un ejemplo a seguir:

hacemos brotar los gérmenes de todas las plantas, con la que producimos las verduras y los apretados granos, las palmeras cargadas con racimos de dátiles, los viñedos y los olivares, y los granados parecidos y diferentes. Considerad sus frutos cuando llegan a la madurez. Ciertamente en ellos hay signos para los verdaderos creyentes.» Al-An’am, 6:99

En el Judaísmo el Árbol de la Vida es uno de los signos geométricos más sagrados de la cábala, en los que aún no se descubre todos sus secretos. Es tan sagrado que al aprender de esta figura se asegura el crecimiento personal y espiritual. El árbol de la vida hebreo es muy antiguo, sin embargo al parecer trascendió por más tiempo y más regiones de las que se creía, se halló 3.000 años antes en Egipto, y hasta el día de hoy es posible observar la estructura del Árbol de la Vida en muchos sitios alrededor del universo:

« El Árbol sefirótico, el Árbol cabalístico de la Vida es un imagen del universo en que Dios habita y que él impregna con su esencia, una representación simbólica de la vida divina que circula a través de toda la creación. Habéis aquí un sistema que permita evitar dispersar en vosotros actividad espiritual. Si ustedes trabajáis durante años sobre este Árbol sefirótico, sobre el Árbol cabalístico, si lo estudiáis, saborearéis sus frutos, introduciréis en vosotros el equilibrio y la armonía de la vida cósmica. »

Además de las religiones el árbol está presente en la cultura y mitología de muchas naciones. En Alemania existe una leyenda memorable del Árbol de la vida, el cual era un árbol perenne cuyas raíces y ramas mantienen unidos los diferentes mundos: el Asgard, el Jotunheim , el Niflheim:
La existencia del mundo dependía de un árbol gigantesco, siempre verde, el fresno Yggdrasil. Su copa estaba en la parte más alta del cielo, sosteniéndolo. Tenía tres raíces. La primera estaba en Asgard, junto a la fuente de Urd, La segunda raíz estaba en Jotunheim -el antiguo Ginnungagap-, el mundo de los gigantes. Al lado estaba la fuente Minir (Mimir), que era el pozo de la sabiduría. La tercera raíz llegaba hasta el mundo subterráneo, el Niflheim. Junto a esta raíz brotaba la fuente Hvergelmir, manantial de los ríos primitivos, lleno de serpientes. Esta raíz era continuamente roída por el dragón Nidhogg. En la rama más alta del fresno se sentaba un águila sabia, encargada de avisar a los dioses si sus enemigos, los gigantes, venían a atacarles. Sobre sus ojos había un halcón de nombre Vederfolner. Entre sus ramas también se encontraban la cabra Heidrun, que suministraba a los guerreros de Odín o Einheriar el hidromiel necesario para su sustento. Por su tronco corría la ardilla Ratatosk, que pasaba las noticias e insultos entre el águila y Nidhogg. Cuatro ciervos comían los brotes tiernos del fresno: Dain, Dvalin, Duneyr y Durathror. De sus cornamentas caía el rocío que formaba los ríos del mundo”.

Sin embargo, tanto en la mitología con en la religión existen árboles que pueden no ser buenos. En el Corán existe el misterioso y horrible «árbol del Infierno» o zaqqm (As-Saffat, 37:65, Ad-Dukhn, 44:49, Al-Waqi’a, 56:51):

«¿No es mejor recibido que el árbol zaqqm? Hemos hecho de este árbol un azote para los injustos. Crece en las profundidades del Infierno, llevando frutos como cabezas de demonios: con él se alimentarán y llenarán sus vientres, junto con tragos de agua hirviente. Entonces regresarán al Infierno.»Sura 37:62-68

Un desafío para nuestro entendimiento es el árbol del conocimiento del bien y del mal (Génesis, 3:4-6, 17-18). Este árbol nos hace elegir y depende de nosotros su efecto. Parece que nuestros más antiguos antepasados se equivocaron. Mi interpretación es que el árbol del conocimiento no es para comer sus frutos, es para semilla, es decir para compartirlo con otros. Si el conocimiento se muere conmigo estoy cometiendo el peor de los pecados. El conocimiento se comparte…. No soy teólogo, es sólo una humilde opinión luego de esta breve investigación. Ésto quiere decir que no es el árbol el malo, sino el uso que le damos nosotros, ya que estamos libres para elegir.

Las coincidencias son abismantes. En el nuevo mundo, América, un lugar inexistente para los fieles del Cristianismo, Corán, Judaísmo, Induismo y la cultura que quieran, existían enseñanzas ancestrales muy alineadas. El árbol sagrado es así como un manual de espiritualidad para indígenas norteamericanos. Los ancianos americanos profetizaron que, volviendo a los valores tradicionales, los pueblos ancestrales pueden encontrar la llave para liberar la fuerza que los guíe a su propia vía de desarrollo. Pero la verdad es que el árbol sagrado no sólo es una guía individual, esta transformación personal podría tener un efecto sanador en el planeta entero:

Para todos los pueblos de la Tierra, el Creador ha plantado un Árbol Sagrado, para que se junten bajo su sombra. Es aquí donde la gente encuentra la sanación, el poder, la sabiduría y la seguridad. Los mayores nos enseñaron que la vida del Árbol es la vida del pueblo. Si el pueblo se aparta mucho de la seguridad del Árbol, si olvida comer sus frutos, o si se vuelve contra el Árbol y lo trata de destruir, una gran tristeza caerá sobre él. Muchos se afligirán. La gente perderá su poder. Dejará de soñar y de tener visiones. Empezará a discutir por trivialidades. Ya no sabrán decir la verdad ni ser honestos los unos con los otros. Olvidarán cómo vivir en su propia Tierra. Sus vidas se llenarán de ira y tristeza. Poco a poco, se envenenarán a sí mismos y a todo lo que tocan”.

Esta última parte del relato me recuerda en mucho a la vida moderna… la gente enferma de depresión y su desvinculación con la naturaleza. Pero el árbol sagrado también entrega el camino de regreso y la promesa de un mundo mejor:

…también dijeron que el Árbol no moriría jamás. Y mientras viva el Árbol, vivirá el pueblo. Dijeron que llegará un día en que el pueblo despertará de nuevo, como de un largo sueño producido por una droga; empezará nuevamente a buscar el Árbol Sagrado. Al principio, su búsqueda será temerosa, pero poco a poco entenderán cuán importante es. El lugar del Árbol y sus frutos se ha cuidado y preservado con esmero en las mentes y los corazones sabios de los ancianos y los mayores. Estos individuos humildes y amorosos guiarán a cualquiera que busque honesta y sinceramente el camino que conduce a la sombra protectora y a los frutos del Árbol Sagrado.

Me imagino que en el fondo esto quiere decir, entre otras cosas, que todos tenemos esa semilla y por lo tanto la potencialidad de llegar a ser frondosos árboles…. Sólo tenemos que despertarla con la ayuda de los abuelos… Lindo pensamiento.

En los nativos del Sur de América existen los mismos conceptos, también se habla del árbol de la vida. La cultura Inca por ejemplo (que nunca tuvo acceso a la Biblia hasta la llegada de colón), el árbol representa al ser protector, cuya función es la de otorgar un elemento indispensable para la sobrevivencia humana. Es por ello que se pone de manifiesto la asociación entre los árboles y sus ancestros, por lo que muchos de éstos son considerados sagrados y se tornan en oráculos para un constante culto. Esta concepción dio lugar a la fabulosa obra construida en la ladera del río Patacancha, junto al pueblo de Ollantaytambo y que representa la figura de un inmenso árbol de la vida. Lo curioso de esta representación Inca es que su tronco está dividido por el río Patacancha, lo que al mismo tiempo me recuerda a las descripciones del árbol de la vida en el Génesis y Apocalipsis… loco, no?

En Chile, lo mismo, árboles sagrados por doquier. Para los Mapuches por ejemplo, la Araucaria, Pehuén en Mapudungún, venerada por ser el sostén alimenticio más importante, mientras otro árbol sagrado, el Canelo, es usado ancestralmente por las Machis para diversos ritos y sanaciones, además del ser el símbolo de la paz... un estado básico para la sanación y viceversa.

Por algún motivo o casualidad en la Biblia se mencionan asociados al árbol de la vida los cuatro brazos o cuatro ríos, pero el árbol en sí aparece 4 veces: El primero es el árbol de la vida en el paraíso del Jardín de Edén (Génesis, 3:22-24). Este pasó a ser el árbol del conocimiento del bien y del mal (el segundo árbol) de cuyo fruto comieron Adán y Eva, lo que fue causa de la caída (Génesis, 3:4-6, 17-18). Tercero, se hace referencia a la cruz de Jesús como un «árbol», que se vincula con Deuteronomio, 21:22-23: «Si un hombre, reo de delito capital, ha sido ejecutado y lo has colgado de un árbol, no dejarás que su cadáver pase la noche en el árbol; lo enterrarás el mismo día, porque un colgado es una maldición de Dios».

O sea la cruz es el tercer árbol, el árbol de la resurrección, de la vuelta a Dios. El cuarto árbol sería el retorno al paraíso: el árbol de la vida de Dios, «y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. Y no habrá más maldición» (Apocalipsis, 22: 1-3).

Así mismo las enseñanzas de los nativos americanos hablan de la Rueda Sagrada: “Así como la raza humana, por ejemplo, hay cuatro razas simbólicas: la roja, la amarilla, la blanca y la negra. La rueda sagrada nos enseña que las cuatro razas simbólicas son todas integrantes de la misma familia humana. Todos son hermanos y hermanas, que viven en la misma Madre Tierra. De ese mismo modo la naturaleza humana tiene cuatro aspectos: lo físico, lo mental, lo afectivo y lo espiritual. Cada uno de estos aspectos se debe desarrollar por igual en una persona sana y equilibrada, usando el poder de la voluntad. La unión de la razas y la unión de los cuatro aspectos de la naturaleza humana nos llevan a la paz."

Cuatro árboles, cuatro ríos, cuatro razas, cuatro aspectos de la vida… coincidencia… meras y puras coincidencias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

lindo che, te voy a robar algunos fragmentos.

Marcela dijo...

Hola, buscando posibles interpretaciones al "árbol de la sabiduría" que aparece en el Génesis, he descubierto este post. Muchas gracias. Ahora mi visión es más amplia para comenzar a trabajar. Muy buen artículo.

Haciendo memoria, la repetición del árbol como metáfora en la historia de la humanidad es tan amplia que incluso la he encontrado en libros de ficción, como el Silmarillion de Tolkien, en donde el autor crea una mitología a su pinta, y de seguro sabía que los árboles guardan un importante significado en nuestras mentes.

Bueno, voy a echarle un vistazo a tus otros artículos.

Saludos desde el desierto de Atacama.

Mauricio Fabry dijo...

Marcela, que linda sincronía, cuando escribiste este comentario también me encontraba en el desierto de Atacama. Gracias por detenerte acá.