martes, 5 de agosto de 2008

El Árbol II parte

Leña, carbón, material de construcción, papel, alimento, aceite, sombra, ornamento, perfume, medicina, fibra, purificador del aire, retenedor de agua, estabilizador de la erosión…. Mil usos para el hombre, mil usos para la naturaleza. El árbol es un ser maestro, es un abuelo sabio. Los seres vivos contemporáneos más viejos son los árboles, sus tiempos no son los nuestros, han vivido más que nosotros y si se lo permitimos también vivirán más. Tal vez por eso y por sus múltiples beneficios han sido venerados por todas, TODAS, las culturas.

Lo que me impresiona del árbol es la mágica y completa forma en la que se relaciona con los elementos y por lo tanto con la naturaleza. La forma en que escudriña la tierra para meter sus raíces profundas en la madre, usando toda su fuerza y sus secretos, la elegante forma en que emerge de ella formando un tronco sólido del cual se desprenden decenas de manos que se extienden al padre cielo. Con esta forma realiza una conversación compleja y constante con la naturaleza: con la tierra obteniendo sus nutrientes y al mismo tiempo fertilizala, fijándo nitrógeno y aportando materia orgánica. Su relación con el aire capturando el CO2, tóxico en grandes volúmenes para todos los animales y devolviendo oxígeno, el compuesto de la vida en el aire, capturando además grandes cantidades de polvo en suspensión en sus hojas que al llover caen nuevamente para incorporarse a la tierra. Su hermosa relación con el agua, sacándola de la tierra pero al mismo tiempo reteniéndola, una hermosa y extraña relación… en efecto, los bosques son los que permiten la existencia del agua y viceversa, una interdependencia que nos ha costado caro de entender, cuando se tala un bosque la consecuencia más inmediata, además de la erosión, es la pérdida de las aguas superficiales y subterráneas. Los bosques son una de las reservas de agua más importantes de la biosfera. Finalmente es la madera la que permite la existencia del fuego, el cuarto y misterioso elemento del cual ya hemos hablado. Ese fuego que nos une y que permite la descomposición del árbol en ceniza, que vuelve a la tierra para dar más vida.

Por si esto no fuera suficiente, los árboles, en particular los más viejos, son centros de biodiversidad. Muchos ingenieros forestales cuando hablan del manejo del bosque, mencionan la tala selectiva del bosque sobremaduro, ya que es el que menos oxígeno produce. Sin embargo, creo que el bosque sobremaduro es el más importante, diverso y sagrado de todos, los abuelos árboles albergan cientos de especies: gusanos barrenadores, coleópteros de caprichosos colores, hormigas gigantes, avispas, lagartijas, picoteadotes carpinteros, pájaros cantores y uno de mis favoritos: los búhos, los extraños seres que miran a los ojos. Los bosques antiguos son los que inspiran historias y mitos alrededor del mundo. ¿Cuánto conocimiento guardarán estos abuelos? ¿Cuántas medicinas?

Definitivamente no soy el primero que se dá cuenta de estos poderes, la presencia del árbol en las religiones es sencillamente abrumadora.

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