sábado, 18 de octubre de 2008

La Enseñanza del Erizo de Tierra II Parte

Nada había dado resultado, tal vez si era un sarcoma y el patólogo se había equivocado, ya me había pasado antes. Que tristeza haber hecho pasar por todo este sufrimiento a este bicho… habrá sido mi ego por querer sacarlo adelante?, o habrá sido mi intuición de que podía mejorar a pesar de todos los fracasos?... ya no tenía más herramientas que vayan a cambiar el panorama, esto va de mal en peor. Me sentía mal con los dueños y especialmente con el erizo, había perdido el caso siguiendo una corazonada… muy poco profesional de mi parte.
Encendí un tabaco en la noche. El erizo en su cajita de plástico hecho una bola. Un último rezo. Nuevamente se desenrolló y le vi su cara. No parecía la de un animal que iba a morir....
¿Que hago?
¿Qué te pasa en verdad erizo? ¿Por qué no te puedo sanar esta enfermedad?.... Entonces me cruzó un pensamiento, una reflexión o un flash de conciencia.. no sé. ¿Será posible que su enfermedad no sea sólo una herida contaminada?, habrá algún plano más allá que el corpóreo dañado? es eso posible en un pequeño erizo de tierra?...
¿Por qué no?, ya lo había visto antes. Hay mucha gente que proyecta sus miedos, inseguridades y enfermedades en sus animales, lo he visto muchas veces, de algún modo inconciente sus dueños los quieren ver enfermos para agudizar su drama en la vida. Dueños excesivamente aprensivos con sus mascotas, siempre pensando que se van a enfermar y morir.
Nadie sabe cómo comenzó la lesión, no tuvo nunca un golpe o signo de inicio de enfermedad.... era francamente atípico. El erizo era obeso, vivía en un espacio pequeño, era muy probable que tuviera poca atención. Este problema no es sólo de la piel, pensé, ese enojo compulsivo tampoco… algo más le pasa a este Bicho. No puedo sentarlo en una silla de psiquiatra y preguntarle por su vida, pero si sé que esta herida no viene sólo de la piel. Necesita medicina más allá de la que puedo entregarle... y para eso qué mejor que la medicina de la Madre Tierra.
Tomé al erizo, quien inmediatamente se hizo bolita con furia, saltando para clavarme sus púas. Salimos al jardín, había luna llena, la luz blanca inundaba todo de tranquilidad y seguridad. Puse delicadamente al erizo en el pasto. Cinco segundos y se desenrolló, olfateó y caminó. Con su nariz hurgueteaba la tierra, se veía muy estimulado… se veía por primera vez feliz. Recorrió durante minutos, lo vi haciendo conducta de auto-untamiento, muy raro para su edad ya que sólo la hacen los jóvenes… ¿Habrá estado alguna vez en contacto con la tierra este animal? De repente comenzó a caminar hacia mi…. Más raro aún después de todas las curaciones que le he hecho lo mínimo que puede asociarme es con el dolor. Le pedí disculpas por tener una vida de cautiverio.
Desde ese día todo cambió. Su genio mejoró y su herida, al fin, está sanando….

3 comentarios:

Felipe dijo...

Hola!

Buy buena historia. Y al final que le paso al erizo? Regreso con sus dueños?

Un abrazo.

Unknown dijo...

Mauricio, te juro que en ese blog veo un libro.
Escribes muy bien.

Tengo varias preguntas que hacerte, pero te las voy a hacer por mail, en estos tiempos tan ocupados.

Un abrazo hermano

Klau dijo...

Qué pasó con el erizo???